Empezó en el teatro por probar y, de la mano de Talía, lo convirtió en un trabajo con el que ya lleva dos María Casares
Eduardo Eiroa 7/4/2010
Valoración (2 votos)
Tenía solo once años cuando a aquel alumno del colegio Manuela Rial le propusieron un día ir a clases de teatro. Empezaba a impartirlas Artur Trillo en Cee y a él le dijeron que allí se lo podía pasar uno muy bien. Así que fue.
No sabía Toño Casais (Cee, 1976) que aquella actividad extraescolar se iba a convertir en una profesión. De hecho, cuenta hoy, se fue haciendo un trabajo poco a poco, casi sin querer.
No contaba para nada con eso aquel niño pequeño que en 1988 hacía su primera actuación.
Con otro grupo de chavales de Cee entró a formar parte de Doidos, la compañía infantil de Talía. Pero pasaron los años y los niños crecieron, entrando a formar parte, como aficionados, de Talía.
De aquella tropa de jóvenes talentos de las tablas aguantaron, sin interrupciones, solo dos, Artur Trillo, creador y director de la compañía, y Toño Casais.
El trabajo y la vida fue separando a los otros de Talía, aunque alguno -David Creus- recunca de vez en cuando.
Como aficionado, Toño Casais empezó a montar con sus compañeros un espectáculo al año. Los estudios no le llamaban y tras su paso por una radio local recibió una llamada: «Artur propúxome montar un espectáculo profesional e non o dubidei», cuenta. Su primer trabajo se tituló Retén . Y desde entonces ha pasado por decenas de ellos. Ahora hay años en los que ponen sobre las tablas hasta tres producciones distintas, y con un volumen de trabajo creciente. Entre 90 y 130 funciones anuales. «Somos a compañía con máis funcións ao ano», cuenta. Reconoce que nunca contó con eso, que no vio en el teatro una salida profesional. Ahora cuando se le pregunta si podría dedicarse a otra cosa, lo tiene claro: «Non cambio de profesión nin de broma, non sei facer outra cousa», dice.
Arte dramático
Aunque su vida profesional estuvo siempre vinculada a Talía, hubo algunas otras referencias. Estudió arte dramático con una beca en Barcelona y con el Centro Dramático Galego participó en cuatro o cinco espectáculos. Además, da clases de teatro en varios municipios de la Costa da Morte. Desde los 23 años vive exclusivamente del teatro. «Hoxe só coas funcións poderíamos vivir ben -cuenta-, pero seguimos cos cursos». Porque le gusta y por lo que pueda pasar.
Ya lleva dos premios María Casares, el último de ellos como actor principal por Palabras encadeadas , una obra que, asegura, le permitió interpretar «o mellor personaxe que nunca pasou polas miñas mans».
Lo suyo es ser actor, y tampoco ve mal el cine y la televisión. Eso sí, los cásting, cuenta «son o máis desagradable que hai, se podo escapar deles, mellor». Así que tampoco parece tener prisa en probar cosas nuevas.
Si algo viene, bien, si no, a seguir disfrutando con lo propio. Seguro que el día que la profesión lo lleve a las urgencias de los rodajes diarios echará de menos el salón de actos del Concello de Cee en el que dio sus primeros pasos.
(fonte: Eduardo Eiroa, 7-4-2010; La voz de Galicia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario